Santo en Venezuela YOKO OSHA




PRIMER ORISHA OKÓ  CONSAGRADO EN CUBA.

POR José  Riera

Cuando al adolescente Amador Herrera, los awoses presentes en torno al tablero de Orula le dijeron que era hijo de Orisha Okó, su madre, la iyalosha Rosalía Herrera, oní Yemayá, se quedó estupefacta.  Y es que para la época este Orisha no abundaba mucho y pocos sabían como hacer sus ceremonias, a pesar de que se asentaba a través de Yemayá. Unos años antes vivió un awó lucumí, Ño José Akonkó, omó Orisha Okó y lo que entregaba era un fundamento consistente en una carreta con dos bueyes.   Ante la necesidad de consagrar a Amador, fue el Awó Miguelito Febles quién asumió la dirección para consagrarle al Orisha. Personalmente dirigió las ceremonias de la tierra y un grupo de awoses realizaron las ceremonias de lavatorio. Una vez concluidas estas se hizo itá en Até Fá donde salió el oddun Ogbe Tuá, siendo testigos los prestigiosos babalawos Pedro Ruiz, El Congo, Tin, Eustaquio Mora, Hilario Barbón (Otura Sá) y Francisco Febles Panchito.   Ese mismo día, pero un poco más tarde, Obbadimeyi, secundado por los oriateses Abelardo Bequert y Tomás Romero, hacía el itá hablando Yemayá por boca de Orisha Okó. Obviamente que los Oloshas desconocían las ceremonias para hacerlo. Su madrina Aurora Lamar y Obbadimeyi, su tercer padrino, en alianza con los awoses, llevaron a feliz término esta memorable consagración. Después de Amador, asentó Orisha Okó la esposa de un pelotero famoso de apellido Paget. Eran gente de dinero y vivían en Lawton: Otra vez Miguel Febles le consagró el Orisha y Nicolás Angarica fungió como Oriaté.  También se comenzó a hablar de una oló Oshún, apodada por María Luisa Orishaokó, de Sierra Morena, norte de la actual provincia de Villa Clara, que tenía conocimientos sobre el orisha. Con el tiempo Amador Herrera se hizo Oriaté. Vio y escuchó con disciplina y respeto a los grandes oriateses del siglo XX. “Me hice Oriaté para poder mantener a mi familia. Lamberto Rodríguez y Abelardo Bequert me aclararon y corrigieron muchas cosas. De Tomasito Romero y de Liberato Valdés escuché mucho, este último era de un carácter recio, apenas reía y no se le podía preguntar mucho.” Ha entregado muchos Orisha Okó de addimú. Con la sabiduría de los años introdujo algunos arreglos en la consagración y eliminó la intervención de los awoses. Es una de las personas más autorizadas en Cuba sobre el culto de este importante Orisha.  La vida no le ha dado la posibilidad de tener un ahijado omó Orisha Okó para asentarlo. Sólo ha oyugboneado a uno, “es que no abundamos los hijos de mi papá,” me dice.

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